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La isla balear de Formentera apuesta por retomar el cultivo de la higuera

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Nuevas plantaciones en Can Marroig

Gracias a la coordinación entre la Cooperativa del camp de Formentera y el Institut Balear de la Natura (IBANAT) se han podido recuperar cinco hectáreas para el uso agrícola con la siembra de 675 higueras de 12 variedades diferentes en dos hectáreas en la finca de Can Marroig de Formentera. La gestión de la plantación por parte de la Cooperativa permitirá que la producción que se obtenga se utilice para hacer producto local, como higos secos o confitura.

La Cooperativa del camp de Formentera saca adelante este proyecto que permite recuperar una actividad agrícola que tradicionalmente tuvo esta zona protegida y que, además, dará producto de kilómetro cero en nuestro mercado de proximidad, un producto que además es muy tradicional en Formentera.

El convenio entre el IBANAT y el Consell de Formentera se firmó el 2016 y cedía 12 hectáreas de la finca pública para recuperar la actividad agrícola en espacios que tradicionalmente habían tenido este uso. Este año se ha renovado este convenio por cinco años más, lo que permitirá la explotación agrícola de esta parte de Can Marroig.

Las tareas de preparación del terreno y siembra de las higueras las ha hecho la brigada del Ibanat, los cooperativistas y los alumnos del taller de ocupación SOIB 30. Mientras que la brigada ha sido la encargada de preparar el terreno, los alumnos del taller y los cooperativistas se han encargado de la búsqueda y plantación de las higueras, que ya se habían preparado previamente a otros terrenos de la Cooperativa.

El Fons de Garantia Agrària i Pesquer de les Illes Balears (FOGAIBA), ente de la Conselleria d’Agricultura, Pesca i Alimentació, ha concedido una subvención de 9.000 € al proyecto de plantación de higueras, que está incluido dentro del Plan colectivo de replantación que promueve la Cooperativa. El Plan supone la plantación de unos 4.000 árboles, especialmente olivos e higueras.

Fuente: Nou Diari

Figues seques, auténticos confits payeses de la isla de Ibiza

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Cuando Ibiza era una isla olvidada en mitad del Mediterráneo, sus habitantes tenían en el autoconsumo su única forma de procurarse alimento. Los que tenían agua en abundancia creaban un huerto y el resto sólo podían cultivar árboles y plantas que vivían de la lluvia que caía del cielo, como cereales, vid, almendros, algarrobos e higueras, entre otros. En verano los higos maduraban y buena parte de ellos se secaban al sol para poder disfrutarlos durante todo el año, ya que eran parte fundamental de la dieta local. Sobre la mesa siempre había un plato de higos secos, otro de almendras y un trozo de queso de oveja o cabra.

En Ibiza se cultivan docenas de variedades de higueras. Cada una produce higos con sabor y aspecto característico. Las hay de color verde claro y oscuro, negras, moradas… Algunas son deliciosas frescas y otras no saben tan bien, pero en cuanto las secas se transforman en auténticas golosinas.

La gente del campo es capaz de diferenciar cada tipo de higuera, simplemente con echarle un vistazo a la forma del árbol desde la distancia. Muchas higueras se apuntalan con postes de madera, para que las ramas crezcan a lo ancho y así los frutos resulten más fáciles de recolectar, al tiempo que se evita que el ganado se coma la parte baja del árbol. Para atrapar los más altos se utilizan largas cañas, abiertas en un extremo.

Las principales variedades son:

– Albocors: El fruto de una higuera de tipo bífero o refloreciente, que produce dos cosechas. Las brevas son las primeras y maduran por San Juan, a finales de junio. Son de color negro y resultan deliciosas tanto frescas como secas. La segunda cosecha, la de los higos, tiene lugar en la época habitual, en agosto y septiembre. Esta fruta es más pequeña. Habitualmente se seca ya que fresca no resulta tan sabrosa como otras variedades.
– Rojals: Tanto el aspecto como el sabor es similar a las albocors y, como éstas, producen una primera cosecha de brevas y una segunda de higos. Sólo se diferencian porque su color es ligeramente más claro. Se usan de la misma forma.
– Martinenques: Variedad de color morado que se utilizan para secar pero no para comer frescas.
– Bordissots: Variedad de color morado que se seca y se come fresca.
– Julies: Esta variedad blanca produce unos higos de color verdoso que pueden comerse tanto frescos como secos. Antiguamente, cuando las higueras las producían en abundancia, se echaban de comer a los cerdos, mientras engordaban en el corral para la matanza que se celebraba en invierno. Por eso, hay un refrán ibicenco que dice: “Figa julia, figa de porc. Jo me la menj i bona la trob“. Traducido, viene a decir: “Higo julia, higo de cerdo. Yo me lo como y bueno lo encuentro”.
– Blanques: Higo de color verde claro, sabrosa tanto fresca como seca.
– Orioles: Higo de color verde, muy sabroso fresco y también seco. Es la variedad más preciada por los ibicencos, tanto por su textura como por su sabor y tamaño.
– Coll de dama: Variedad blanca que produce dos tipos de higos. Uno con la carne amarillenta y otro con la carne roja. Las dos son buenas para secar pero para comerlas frescas sólo suelen utilizarse las de carne roja.
– Verdals: Variedad blanca y pequeña, de tono verdoso, que se come fresca. Es la única de todas las citadas que no se suele secar debido a su tamaño.

Secado al sol
El secado de los higos depende del grado de maduración que tiene el fruto cuando se recolecta del árbol. El proceso suele llevar entre 4 días y una semana, aproximadamente. El fruto debe permanecer tendido al sol sobre un cañizo el tiempo suficiente para que quede seco tanto por el exterior como por el interior.

El proceso suele durar unos 4 ó 5 días, en los que el higo se expone al sol desde por la mañana hasta el atardecer, momento en que se resguardan en un almacén para que la humedad de la noche no les afecte.

Cocción de los higos
Una vez los higos están secos, conviene no esperar mucho para hornearlos; un día o dos a lo sumo. Antiguamente, los higos se secaban el día de la cocción del pan, en el horno de leña. Una vez terminado el pan, cuando el horno ya había perdido parte de calor, se introducían los higos y se dejaban hornear a poca temperatura durante unas 24 horas. Hoy en día, con el horno eléctrico, se consigue el mismo resultado.

Al día siguiente, hay que escaldar los higos en agua hirviendo. Para ello, colocamos puñados de higos en un colador, los introducimos un par de segundo en una olla con agua hirviendo y los sacamos. Repetimos la operación dos veces más (un total de tres). Con este proceso, los higos quedan limpios y relucientes.

Texto: Xescu Prats
Fuente: Ibiza 5 Sentidos

Sanean y apuntalan la mayor higuera centenaria de Formentera

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Na Blanca d’en Mestre es un ejemplar catalogado como árbol singular desde 1993

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Higuera na Blanca d’en Mestre de Formentera. Foto: CAIB

A lo largo de este mes de enero, el equipo de la Cooperativa del Camp de Formentera en colaboración con la Conselleria de Medi Ambient, Agricultura i Pesca han llevado a cabo la poda de saneamiento y acondicionamiento del árbol singular catalogado, conocido como “na Blanca d’en Mestre”. Es, junto a otro ejemplar que se halla a su lado, una higuera de puerto monumental. Las higueras de Toni Mestre son de las más famosas de las “apuntaladas” de la isla de Formentera.

Las dos higueras se encuentran ubicadas en un camino rural del término municipal de Sant Francesc Xavier. Con unas copas de entre 300 y 350 m2, fueron incluidas dentro del Catálogo Balear de Árboles Singulares en el año 1993 por esta característica y por su edad, que ya en ese momento se suponía superior a los 100 años.

La estructura que presentan los árboles es fruto de mantener de forma artificial una enorme copa gracias a la ayuda de puntales u horcas. Esta técnica tradicional, que hoy en día ya pocos conocen y que se está perdiendo, da al árbol una configuración muy horizontal, capaz de mantener ramas largas y con mucha superficie. Estos árboles y otros con la misma configuración existentes en la isla han provisto en tiempos anteriores de frutos, los higos, a personas y animales, y de sombra espesa para el ganado, pues son perfectos sesteaderos en épocas calurosas.

El resultado de la acción llevada a cabo sobre el árbol es que se ha eliminado un 40 % de ramaje de la copa debido al mal estado que presentaba, y que estaba afectado por diferentes agentes negativos: ataque de escarabajos y termitas, ramas perforadas por gusanos barrenadores de madera, ramas mordidas por ratas, ramas podridas por hongos, cruces excesivos que impedían la llegada del aire y la luz en las partes más bajas del árbol.

En definitiva, se ha hecho una actuación de saneamiento, estabilización de la estructura y de saneamiento del árbol. Los técnicos de la cooperativa trabajaron en la higuera supervisados y asesorados por el propietario de las higueras catalogadas, Juan Escandell, campesino experto conocedor de cómo se han realizado siempre estas tareas.

Además, se ha revisado y restaurado el sistema de apuntalamiento. Se han “reapuntalado” gran parte de los horcones, pies de cabria y pértigas, y se han “reatado” ramas para hacer una redistribución más homogénea en las coronas exteriores del árbol. Con esta actuación se pretende no solamente sanear y rejuvenecer el ejemplar, sino que también se preserva el conocimiento de la técnica del apuntalamiento, que no debería perderse por su gran valor etnológico y de patrimonio cultural, aparte de su importancia estética, que anima al visitante a inmortalizarse junto a estos árboles.

Las higueras fueron en tiempos pasados árboles fundamentales para la economía de subsistencia, ya que con sus frutos, los higos, crearon a su alrededor toda una cultura. Pero también han ejercido su función ganadera facilitando sombra en pleno verano a ovejas y cabras que buscan cobijo de las altas temperaturas bajo sus verdes hojas.

Esta higuera en concreto también ha sido objeto de un estudio de arquitectura-orgánica.

Fuente: Conselleria de Medi Ambient, Agricultura i Pesca del Govern de les Illes Balears

Higos de Ibiza y Formentera para mil recetas

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Ensalada de quinoa, higos y queso curado

El cultivo de higueras y el consumo de higos han estado estrechamente ligados a Ibiza y Formentera durante siglos, hasta el punto de haber sido este fruto vital para la subsistencia de los habitantes de las Pitiusas. Las higueras achatadas y sujetas a varios palos de madera salpican los característicos campos de las islas, brindando un paisaje de enorme belleza.

En Ibiza y Formentera se conocen alrededor de una veintena de variedades de este fruto, algunas de las cuales han llegado a considerarse autóctonas de las Pitiusas. Entre las más populares, destacan los orioles, albocors, rojals, llorals, alcudies, hivernesques, blanques, verdals, bordissots, colls de dama, julies, martinenques, morades, morisques, poletanes y sarrones. El higo es además uno de los frutos más versátiles de la cocina ibicenca, pudiendo comerse crudo o cocinarse de un sinfín de maneras diferentes.

En plena época de higos, visitamos el restaurante Es Ventall en San Antonio (Ibiza), para descubrir cómo esta materia prima se convierte en protagonista de muchos de sus platos desde comienzos del mes de julio hasta octubre. Este local familiar y con solera sorprende con una propuesta culinaria a caballo entre el pasado y el presente de la Isla BlancaLa creatividad de su chef ejecutivo, José Miguel Bonet, y su equipo, son la mejor arma para configurar una variada oferta gastronómica basada en el producto de cercanía –y de temporada.

“Voy a comenzar preparando un porc negre (una raza de cerdo autóctona de la isla) con espardeñas, higos y salsa de boniato”. Se trata de uno de los platos más populares de su carta, aunque, en temporada de higos, el cocinero sustituye el mango por este fruto tan típico de la isla.

“¿Cuántas recetas a base de higos podrías prepararnos?”- preguntamos.

Eso solo depende del tiempo que me des, pero se me ocurren mil”, responde con seguridad. Puede sonar algo exagerado, pero el chef asegura que los higos combinan a la perfección con carnes como el cerdo: pluma ibérica, secreto, manitas… con los pescados y frutos del mar, como las espardeñas; se pueden emplear en postres, como el mousse de queso o de chocolate blanco, la panacota de higos… y por supuesto, en salsas y entrantes, como las ensaladas”.

Una de las máximas de la cocina de Es Ventall es adaptar la oferta gastronómica al ciclo de la naturaleza, empleando los mejores productos de cada temporada. El restaurante tiene su propio huerto ecológico, donde cultiva verduras, frutas, hierbas aromáticas y hortalizas. Mientras acaba de emplatar, Bonet explica: “siempre jugamos con los productos que nos llegan del huerto, y si por cualquier razón no tenemos alguno, compramos estas materias primas a productores payeses de confianza. Adaptar nuestra oferta a la época del año es lo más lógico, y para ello modificamos algunos platos de la carta o nos atrevemos proponiendo nuevas sugerencias del día”.

Tras probar esta delicia 100% ibicenca, Bonet nos explica el siguiente plato: ensalada de quinoa con higos y queso curado: una sencilla receta que logra un sabor espectacular a base del fuerte contraste de sabores que propone. Mientras la prepara nos cuenta, a modo de anécdota, que muchos comensales cogen los higos directamente de la higuera de la terraza del restaurante. Para muchos extranjeros los higos son un auténtico manjar. Los ibicencos apreciamos mucho este producto, pero como casi siempre ocurre, solemos valorar más aquello que no tenemos, y por eso a ellos les vuelven locos”, afirma.

José Miguel añade la última hoja de hierbabuena a su ensalada de quinoa y se dispone a recoger la cocina. Pero aún quedan un par de higos sobre su encimera y, sin pensarlo dos veces, se dirige a por un poco de queso de cabra y jamón ibérico e improvisa la última receta: higos con jamón, queso de cabra gratinado y trufa, un plato sencillo y sabroso que, según explica el chef, es uno de los entrantes de su menú degustación en esta época del año.

Desde que en 2005 tomara las riendas de la cocina del restaurante familiar, regentada hasta el momento por su padre, José Miguel Bonet se ha convertido en uno de los máximos representantes de la nueva cocina ibicenca, que tiene su base en los sofritos y caldos de toda la vida, e incorpora técnicas y acabados de vanguardia. Es Ventall ofrece una elocuente fusión gastronómica de ayer y de hoy, elaborada a fuego lento en su cocina de leña. El restaurante permanece abierto durante todo el año (a excepción de un breve periodo vacacional durante el invierno).

Texto: Facefoodmag
Fuente: Gastronosfera

El restaurante Jardín del Port d’Alcúdia, de Mallorca, presenta un menú exclusivo dedicado a los higos

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El restaurante Jardín del Port d’Alcúdia, Mallorca, dedicará su menú-degustación a uno de los mejores productos del verano, los higos, durante los días 2 y 3 de septiembre. Se trata de una nueva colaboración entre Montserrat Pons i Boscana, creador del campo experimental de higueras Son Mut Nou (Llucmajor), y Maca de Castro, chef del Jardín, quienes ya ofrecieron una experiencia similar en 2010.

El menú, que se ha creado expresamente para estas dos fechas exclusivas, incluirá platos como la raola de mamellons (papadillas) de cerdo negro con higo encurtido, la gamba blanca con higo a la parrilla y espinacas, la llampuga con infusión de pieles de higo, la molleja marinada con higo ahumado o la pechuga de colomí (pichón) con café de higos y pasta de trigo xeixa malteado.

Entre las variedades, figurarán varias recuperadas para el cultivo por Son Mut Nou, como Balafi y Cosme Manyo, así como algunas nuevas (no descritas) como la Coll de Dama Rimada o la exquisita Figa de la Reina. Tampoco faltarán algunas de las tradicionales más apreciadas, como la Martinenca o la Coll de Dama Negra, entre otras.

Emplazado en la Marina de Llucmajor, el higueral y banco de germoplasma de Son Mut Nou reúne tres mil higueras, con 1.384 variedades de 64 países diferentes, entre ellas las 266 de las islas Baleares.

Más información y reservas: 971 89 23 91.

Fuente: Gastronòmicament

Pervive el culto a la higuera en Formentera

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Texto y foto: David Setbetes
Fuente: Periódico de Ibiza

La higuera se ha convertido en toda una insignia para el campo de esta isla balear de Formentera. No hay más que cerrar los ojos e imaginar el verano con un sol de justicia y el campo amarillo. Entonces, buscas cobijo, una sombra, un poco de alivio para la canícula y aparece la imagen de un árbol de hojas anchas, copa frondosa y extensión horizonte. Un solo tronco, muchos soportes, más según pasan los años y las ramas se van ensanchando buscando un límite que se puede extender metros y metros.

La higuera en Formentera ha sabido modelarse a las necesidades del pagès -o campesino- y beneficiarse también de un trato preferente: tú me das tu fruto y cobijas las cabras y las ovejas y yo, a cambio, encauzo tus ramas, tengo cuidado de tu salud y te doy forma para evitar que el traidor viento salí del norte te rompa cuando en invierno pereces esquelética a la espera de la resurrección primaveral.

Un pacto de natura que consistía en estalonar las ramas del árbol a lo ancho, recortando las sobrantes para esclarecer y podando las ‘banderas’ que crecen hacia arriba. Todo ello calculando la caída por peso de algunas de ellas aventurando, así, la sombra que proporcionará la higuera cuando vuelvan a brotar hojas y frutos e incluyendo en las matemáticas el peso que habrán de soportar los estalons y las perchas para no acabar cediendo ante la newtoniana necesidad gravitatoria de todo el ser vegetal.

Toda una tradición que, aún y a pesar del globalizado mundo, continúa teniendo un significado en Formentera.

Para evitar su caída en el olvido, y para mantener y recuperar el paisaje, para obtener nuevos y mejores frutos con los que agasajar a las visitas estivales, para todo ello, la Cooperativa del Camp de Formentera organiza este invierno y por segundo año consecutivo un curso de poda y estalonament de higueras coordinado por el técnico agrícola Andreu Vila. El curso cuenta tanto con clases teóricas como prácticas en las que una veintena de aplicados alumnos siguen las enseñanzas de Andreu y colaboran en la recuperación de diversos ejemplares sitos en algunos de los terrenos cedidos por sus dueños a la Cooperativa del Camp para que esta se haga cargo de su mantenimiento y mejora.

A lo largo de unas dos horas se puede apreciar la transformación que experimenta el árbol. Desde la llegada y análisis de la desangelada higuera hasta que se deja totalmente apuntalada y perchada con un par o tres de montoncitos de madera donde se agolpa el ramaje que se ha ido cortando, serrando con el xerrac e incluso con sierra mecánica cuando el grosor de la rama así lo exige.

Si conseguimos cortar las ramas viejas o demasiado numerosas, eliminar las que apuntan hacia el cielo y levantar las demasiado caídas, así como mantener el equilibrio vertical/horizontal entre los estalons y las perchas de manera que el árbol podado resultante quede espaciado, con una separación de un metro y poco entre el suelo y las ramas y un perímetro más o menos regular, ya tenemos una higuera que con la llegada del buen tiempo nos proporcionará sombra y, según la variedad, brevas en junio y julio e higos en agosto, septiembre y octubre o sólo higos entre agosto y septiembre. Lo que es seguro es que será un árbol sano y con una sugerente sombra contra las insolaciones estivales.

El Arca de Noé de las higueras de Ibiza

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Diecisiete de las diecinueve variedades de higos que ha recuperado el GEN en su finca
Diecisiete de las diecinueve variedades de higos que ha recuperado el GEN en su finca

La finca que gestiona el GEN -organización no gubernamental fundada en 1982 por un grupo de personas amantes de la naturaleza y preocupadas por su destrucción- en la localidad ibicenca de Sant Joan, es el escenario del primer banco de higueras de las Baleares, un lugar donde se han plantado dos ejemplares de cada una de las 20 variedades autóctonas de este árbol para garantizar su supervivencia en el futuro.

Del mismo modo que el Noé bíblico reunió en su arca a una pareja de todos los animales de la Tierra para salvarlos del Diluvio, así también el GEN ha reunido en su finca de Can Toni d´en Jaume Negre un par de ejemplares de cada una de las 20 variedades de higuera que se conservan en las islas Baleares. El objetivo de esta iniciativa es poner a salvo un patrimonio agrícola antes de que empiece a desaparecer, pues numerosas variedades que sobrevivieron durante siglos en las islas están extinguiéndose en la actualidad, víctimas del abandono del campo y del divorcio entre la sociedad y el medio natural.

El responsable de la finca que el GEN gestiona en régimen de custodia, Mariano Marí, ha sido el impulsor de un proyecto que empezó con una investigación sobre las variedades que actualmente se encuentran en Ibiza y Formentera, su localización y el estado de los árboles. Acto seguido, se procedió a recopilar esquejes procedentes de árboles sanos de cada variedad y a plantarlos, a partir de febrero de 2013, en la finca, en un recinto donde cada una de las higueras está señalizada con su nombre en una teja clavada en el suelo. En 2014 se hizo una segunda siembra, completando el repertorio de este banco de árboles.

De este modo, los higos oriola, bordissot, albocor, julia, verdal o alcúdia, entre otras, hasta totalizar veinte clases, están ya creciendo en esta finca y dentro de poco darán ya sus frutos y estarán incluso en condiciones de proporcionar ramas para, a su vez, plantarlas y que den nuevos árboles.
«Plantar una higuera es fácil. Basta coger una rama de dos o tres años y plantarla en un hoyo profundo, de un metro de profundidad y de lado. No tardan más de cuatro años en dar los primeros higos», señala Mariano Marí.

En realidad, el número de variedades que crecen en Ibiza es de 19, aunque la número 20 incluida en el recinto del GEN procede de Formentera. Se trata de la cameta, que fue obtenida en una finca de Ses Clotades, en Formentera.

Una de las personas que también interviene de forma decisiva en este proyecto es el experto en todo lo relacionado con el mundo rural balear, Vicent Marí, Palermet. Según afirma, no se tiene conocimiento de que en las últimas décadas se haya extinguido ninguna variedad de esta especie en Ibiza, si bien su explotación prácticamente se ha abandonado, hasta el punto de que, habiendo tantas higueras en la isla, prácticamente todos los higos secos que se venden en supermercados y tiendas de ultramarinos de Ibiza proceden de Turquía.

Vicent Marí afirma que las más abundantes en toda la isla son la albocor, la oriola, la verdal y la blanca. En cambio, las más minoritarias son la blanca hivernesca, la alcudia, la blanca coa y la lloral. Sin embargo, el motivo por el que estas últimas tienen una presencia testimonial no es ningún misterio: «Su calidad no es ninguna maravilla», afirma Palermet, quien señala que, precisamente, las más sabrosas son las más abundantes y por ello se sembraban en mayor cantidad. «Las tres reinas son la oriola, la verdal y la blanca», destaca.

La madera de la higuera
Palermet recuerda que, aparte del consumo humano, los higos han tenido en Ibiza usos en diversos ámbitos del mundo tradicional. Aparte de elaborar higos secos y xereques (que se hacen con figa flor, que salen a finales de junio y las dan las variedades albocor, rojal y porral), también se emplea la madera de su tronco. Concretamente, la que más se usa es la madera de la martinenca, que por su ligereza y robustez se empleaba para construir ataúdes, bancos o tornos para sacar los llaüts del mar, explica Vicent Marí.

Como curiosidad, explica que entre todas las variedades existentes en Ibiza, la más resistente al abandono es la julia, «pues cuando se abandona un figueral, las que más aguantan sin morir son las julia». En todo caso, la higuera es un árbol «muy resistente» en general, puesto que «este verano ha habido una sequía bastante importante en el campo y las higueras ni se han enterado; tienen una facilidad de adaptación al ambiente tremenda», señala.

El objetivo de este banco de higueras es, según Mariano Marí, «fomentar la biodiversidad y la agricultura ecológica, además de dar prioridad al trabajo con razas autóctonas y las variedades locales, así como la educación ambiental y la formación profesional». Pero la finca de Can Toni d´en Jaume Negre quiere convertirse en el futuro «en un foco de distribución de higueras entre las fincas que estén interesadas», señala Marí. Deberá esperarse unos años, puesto que «si se pidieran muchas ramas de los ejemplares que tenemos ahora plantados, nos quedaríamos sin higueras enseguida», señaló.

Pero el GEN, en vista del buen resultado que está cosechando, ya tiene sus ojos puestos en otras especies para crear más bancos de variedades. En concreto, el olivo ya tiene un proyecto muy avanzado, y luego seguirán el almendro y la vid. El propósito es evitar la desaparición de un patrimonio agrícola y también cultural cada vez más sumido en el abandono.

Texto: Joan Lluís Ferrer
Ilustración: Neus Prats
Fuente: Diario de Ibiza

Adopta una higuera

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El campo de experimentación de Son Mut Nou, en la isla de Mallorca,  que conserva casi 1.300 variedades de higueras de todo el mundo, permitirá adoptarlas a sus socios y amigos

Montserrat Pons en su finca experimental de Son Mut Nou
Montserrat Pons en su finca experimental de Son Mut Nou

Adopte una higuera, de la variedad que quiera. Tendrá su nombre y como padrino, podrá recolectarla cuando quiera.

Es la nueva iniciativa de Montserrat Pons, propietario del campo de experimentación de Son Mut Nou, en el municipio de Llucmajor, Mallorca, que en breve podría transformarse en la Associació d’Amics del mismo nombre, lo que le permitiría gestionarlo mejor y mantenerlo. «Sería la manera de acceder a ciertas ayudas y de poder conservar y prestigiar este lugar como patrimonio de todos los mallorquines», explica.
Entre otras de las ventajas que tendrían los socios de la asociación, estaría la posibilidad de acceder a tres recolectas de dos kilos de higos al año de manera gratuita en Son Mut Nou, además de todos los que se quiera de la higuera particular.

Asimismo acudirían a jornadas culturales de glosat u obtendrían libros especializados. «Se trata de incluir la cultura dentro del proceso de agronomía», señala Pons, que recuerda que actualmente ya se realizan visitas grupales los martes y los jueves (siempre que haya un cupo mínimo de solicitantes), también para escolares, que constan de un hora de explicación en la propia finca, sobre cómo es el campo de experimentación, cómo se mantiene y cuáles son los principales trabajos, se explican la variedades frutales y finalmente se hace una cata de distintas variedades de higos o productos relacionados.

El campo de experimentación de Son Mut Nou, de 18 hectáreas de superficie, fue ideado a mediados de los noventa para la recuperación y conservación de higueras autóctonas y de todo el mundo en riesgo de desaparición. Echan raíces 1.284 variedades distintas de todo el planeta.

En las islas Baleares se conservan 255 higueras distintas, 164 de ellas en Mallorca; «un 8% de las cuales se han extinguido y ya solamente existen aquí, en Son Mut Nou«. De ahí la gran importancia de este campo para la historia y cultura autóctonas. En 1860 en Mallorca habían 22.000 hectáreas sembradas de higueras, actualmente quedan 800.

Texto y foto: S. Sansó
Fuente: Diario de Mallorca

La Cooperativa del Campo inicia la recuperación de las higueras de la isla de Formentera

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La Cooperativa del Campo de Formentera está llevando a cabo, durante los meses de febrero y marzo, tareas de recuperación de higueras en las fincas cedidas al Censo de Tierras, con el objetivo de volver productivos diversos campos diseminados por toda la geografía insular.

Según ha explicado el gerente de la Cooperativa, Carlos Marí, “el objetivo es poder recuperar estos árboles tan tradicionales de Formentera y comercializar su producto este verano».

Durante el mes de febrero y lo que llevamos de marzo se han podado y colocado estalons a 89 higueras, y se prevé que durante toda la campaña se recuperen un total de 129. «Así en verano tendremos la primera producción de higos para comercializar en la Cooperativa», ha añadido el gerente.

Esta iniciativa se enmarca dentro de los trabajos de recuperación del campo por las que el Consell de Formentera firmó un acuerdo de acción concertada con la Cooperativa, según ha recordado el conseller de Medio Rural, Bartomeu Escandell.

Actualmente ya se han cedido más de 140 hectáreas al Censo de Tierras de la Cooperativa por parte de particulares de la isla..

«Las tierras de muchas de estas fincas estaban abandonadas por lo que las tareas de mejora serán continuas, para incrementar así la producción agrícola y mantener el paisaje rural de la isla», destacó Carlos Marí, gerente de esta cooperativa.

Texto y foto: Marta Vázquez
Fuente: Periódico de Ibiza

Publicado en Mallorca un trabajo de investigación sobre la sexualidad de las higueras

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El libro de Joan Rallo, resultado de diez años de investigación, descubre el complejo y desconocido mundo de las higueras y su reproducción2009840

La Consejería de Medio Ambiente, Agricultura y Pesca, por medio de la Dirección General de Agricultura y Ganadería y el Instituto de Investigación y Formación Agraria y Pesquera de las Islas Baleares (IRFAP), ha presentado un libro sobre la higuera con conocimientos científicos de interés y que forma parte de la colección Cuadernos de Agricultura.

Su autor, Joan Rallo García, experto en fruticultura, ha terminado una tarea de diez años de trabajo y de investigación sobre una cuestión bien curiosa y poco tratada por los autores que han escrito sobre las higueras. Con el título La sexualidad de las higueras y de su insecto polinizador, Rallo nos ofrece la posibilidad de adentrarse en la simbiosis entre la higuera y el insecto Blastophaga psenes, que se encarga de polinizarla.

El libro empieza tratando específicamente de las variedades y las formas biológicas de las higueras, las clases de higos, las flores y el polen, la diferenciación entre los individuos masculinos y femeninos, el ciclo vegetativo de las higueras, el insecto que las poliniza, las higueras bífidas, el ciclo de reproducción, etcétera; continúa recurriendo la historia de las higueras desde el origen hasta la época actual, la coevolución con el insecto polinizador y la práctica de la caprificación en España, y acaba explicando algunos insectos que mantienen una relación de mutualismo con el género Ficus.

Además de divulgar un conocimiento necesario por quién tiene interés en el mundo de las higueras, con esta edición el autor persigue incentivar a los agricultores a implantar cultivos utilizando la práctica de la caprificación para mejorar la calidad de los higos, y al mismo tiempo fomentar la creación de una colección de cabrafigueres (higueras macho). La intención también es explicar un contenido complejo de una manera sencilla y de lectura fácil para llegar mejor a un público diverso.

Después de estudiar la relación entre la higuera y su insecto polinizador, el autor ha obtenido una serie de datos que ha hecho posible esta publicación, con la que además de contribuir al conocimiento de las higueras, aspira también a:

– Actualizar los conocimientos que hasta ahora tenemos sobre las higueras, especialmente los referentes a su sexualidad, a la falsa partenocàrpia que se les adjudica, a la forma real de polinización, a su antigüedad como cultivo, etc.
– Dar a conocer la importancia de la relación entre un vegetal, la higuera, y un animal, el insecto polinizador, para asegurar la supervivencia en el tiempo de ambas especias.
– Describir por primera vez el ciclo del insecto en Mallorca.
– Motivar al cultivador a establecer plantaciones modernas y promover el cambio de cultivos en algunas de las que ya hay, utilizando la práctica de la caprificación para conseguir higos de más calidad, tanto para el secado como para la alimentación animal.
– Ayudar a crear conciencia sobre la necesidad de establecer una colección de variedades de cabrafiguera que pueda servir de base no sólo para la polinización de los cultivos futuros sino también para proteger y fomentar la biodiversidad de las higueras.
– Contribuir a hacer más comprensible la compleja relación higuera-insecto a campesinos, técnicos, estudiantes y personas interesadas en el complejo mundo de las higueras.
– Colaborar en el conocimiento de la fauna y la flora de los higos relacionada con el mutualismo entre la higuera y el insecto polinizador.

Texto y foto: Direcció General d’Agricultura i Ramaderia del Govern de les Illes Balears