técnicas de conservación

Identificación de las principales plagas en campo e industria del higo seco y métodos de control

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Resumen del trabajo de investigación, por Antonio Jesús Galán Jiménez, Área Fruticultura Mediterránea del CICYTEX, llevado a cabo en el marco de su tesis doctoral y expuesto en la Jornada “Higuera: avances e innovaciones tecnológicas en el proceso productivo del higo”, FEVAL, Don Benito (Extremadura), 15 de febrero 2024

El higo desde que madura en el árbol se deshidrata, es recolectado, transportado a la industria, almacenado y procesado, puede sufrir, en cada uno de estas etapas, una serie de alteraciones en su calidad por diferentes factores bióticos.

Cuantificar estos daños, identificar las especies causantes de los mismos y establecer medidas de control durante todo el proceso, es imprescindible a la hora de obtener producciones más eficientes de higos secos con excelente calidad higiénico-sanitaria. Esta problemática ha sido abordada en la Tesis Doctoral titulada «Identificación y control de agentes bióticos causantes de alteraciones en el proceso productivo del higo seco». 

En campo, aves, insectos y mohos son las principales causas de deterioro
En el primer capítulo, se realizaron 18 prospecciones en higuerales de regadío y secano, agrupados en 3 niveles de manejo (alto, medio y bajo) y ubicados en las principales zonas productoras de higo seco de Extremadura.

Los resultados obtenidos identificaron a las aves como principal causa de daños registrados en los frutos, seguida por insectos y mohos.

Las plagas de insectos con mayor presencia en el interior de los frutos fueron: el escarabajo de los frutos secos (Carpophilus hemipterus), la polilla de las pasas (Cadra figulilella) y la mosca mediterránea de la fruta (Ceratitis capitata).

Respecto a los mohos, Aspergillus spp. fue el género más abundante. Por otro lado, hay que destacar que en los higuerales en regadío se observó una reducción significativa en la cantidad de frutos dañados cuando se aplicaba un alto grado de manejo del cultivo como labores agrícolas, siendo menor el impacto en los cultivos de secano. 

Buenos resultados con un sistema de mallas alrededor de la higuera
Además, como medida de prevención en campo de los factores abióticos alterantes identificados anteriormente, se evaluó el potencial de una estructura de mallas alrededor de la higuera (Witty®) para su control. Este sistema se compone: de una malla superior que cubría la copa del árbol, proporcionando una barrera física, y una inferior suspendida en el aire, para evitar el contacto del fruto con el suelo y facilitar su recolección.

Los higos secos obtenidos mediante este sistema registraron un menor porcentaje de frutos dañados por picaduras de aves, por insectos del orden lepidóptera y con presencia de micotoxinas, en comparación con la el sistema de producción tradicional. Asimismo, propiedades fisicoquímicas como la firmeza, el peso y el color mejoraron con el uso de las mallas.  

Congelación como alternativa a tratamientos con fosfina
En la industria, previamente al procesado los higos son fumigados con fosfina para su desinsectación. Como alternativa a la fosfina, en esta Tesis Doctoral se evaluaron diferentes tratamientos de congelación con el objetivo de conocer su eficacia frente a insectos y su influencia en la calidad final de los frutos.

Las temperaturas y periodos óptimos para conseguir una mortalidad del 100% de las plagas de insectos fueron de -18ºC 1 día, -10ºC 2 días y -5ºC 7 días. La congelación mantuvo la calidad físicoquímica y sensorial, junto con los compuestos bioactivos, en tratamientos a temperaturas inferiores a -10ºC.  

Malla impregnada con alfacipermetrina para evitar reinfestaciones
Además, hay que tener en cuenta que desde que los frutos entran en la industria hasta que son procesados, pueden estar largos periodos de tiempo almacenados dependiendo de la demanda del mercado. Durante este periodo, los higos pueden sufrir reinfestaciones de plagas de insectos que se encuentren en las instalaciones.

Para evitar el acceso de estos insectos a los higos se estudió a escala in vitro el potencial de aplicación de una malla impregnada en alfacipermetrina, la cual actúa como barrera física y química. Los resultados obtenidos mostraron la alta eficacia de este tipo de mallas en el control del estado larvario de las principales plagas de almacén de higo seco. 

El control de plagas y enfermedades, esencial para mejorar la calidad del higo
Los avances científicos alcanzados en esta Tesis Doctoral ponen de manifiesto la importancia del agricultor en la mejora de la calidad higiénico-sanitaria del higo seco a través del uso de buenas prácticas fundamentales en regadío con un nivel de manejo alto del higueral, así como de la implementación de nuevas estrategias en la industria para prevenir y controlar diferentes plagas y enfermedades.

En definitiva, la suma de todas estas acciones junto a la aplicación de las diversas estrategias para el control de plagas durante todo el proceso productivo del higo seco permitirá mejorar significativamente la calidad higiénico-sanitaria del producto final. 

Fuente: Poscosecha

Cómo conservar los higos frescos en casa para que aguanten varios días sin estropearse

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Texto: Liliana Fuchs
Fuente: Directo al Paladar
Foto: Rezel Apacionado

Los higos y las brevas son de las pocas frutas que todavía siguen más fieles a su temporada tradicional, debido, en gran medida, a la dificultad de lograr un almacenamiento poscosecha satisfactorio. Son frutos extremadamente delicados que exigen una manipulación cuidadosa para no echarlos a perder, y eso implica consumirlos pronto. Sin embargo, podemos aplicar algunos trucos para alargar su conservación en casa antes de que se estropeen.

Un higo fresco en buen estado puede permanecer a temperatura ambiente, en un lugar fresco, aireado y lejos de la luz solar, durante uno o dos días sin perder calidad. Pero si hace demasiado calor o no vamos a consumirlo rápidamente, lo mejor es recurrir al frío de la nevera, y cuanto antes mejor. Ahora bien, hay que tener en cuenta algunas claves para que no se echen a perder.

Porqué se estropean tan rápidamente
Los higos y las brevas son frutas tan peculiares y diferentes a otras más comunes, como la manzana, por su propia naturaleza. Gastronómicamente las clasificamos como frutas, pero realmente son infrutescencias, una especie de base floral hinchada que envuelve las flores, que son las diminutas semillas del interior. El higo, por tanto, es una estructura llamada sicono, con una apertura en su base por la que se produce la polinización.

Su piel es fina y apenas protege la pulpa, carnosa, con una textura también única, como una especie de tejido de membranas. Al madurar y volverse comestible, el higo se hincha cada vez más, la carne se torna blanda y jugosa, y la piel se abre en grietas cada vez de mayor tamaño.

Como todas las frutas, cuanto más maduro se recolecta el higo, más tierno, jugoso, aromático y dulce será, pero también más frágil. Su piel tan fina y su alto contenido en agua, más del 80%, acentúan aún más su carácter delicado, muy sensible a cualquier golpe o daño físico.

Los seres humanos no somos los únicos que esperamos con emoción la temporada del higo fresco; insectos y aves de todo tipo acuden a las higueras cuando más aprieta el calor para beneficiarse de los nutritivos frutos. Los ejemplares picados o con visitantes dificultarán todavía más su conservación en casa.

Disfrutar los higos en casa supone todo un reto que nos devuelve un poco a la realidad de las complejas vicisitudes de la vida campestre.

Cómo conservarlos correctamente en casa
El primer punto importante para alargar al máximo la conservación de los higos es adquirirlos en su punto óptimo y en las mejores condiciones posibles. Si los vamos a comprar, hay que procurar que sean muy frescos -comprobando la fecha de recolección y/o envasado-, bien almacenados en el comercio y daños visibles.

Deberán estar ya maduros, puesto que no madurarán más una vez recolectados, ligeramente blandos pero no en exceso, con la piel ligeramente abierta y conservando, a ser posible, parte del pedúnculo. Conviene revisar el envase con detalle también por abajo, para comprobar que no hay acumulación de agua o jugos, y que los higos no están dañados con golpes o moho.

Si tenemos la oportunidad de recolectarlos nosotros mismos, las recomendaciones son las mismas. Hay que superar la tentación de coger los higos demasiado pronto -repetimos: no van a madurar más fuera del árbol-, buscando siempre esas características marcas en la piel como indicativo, escogiendo mejor las que aún sean muy pequeñas. Podemos tocarlos suavemente para comprobar la textura antes de cortarlos o arrancarlos, siempre con mucho cuidado.

Puede que salga algún pequeño insecto, molesto por la interrupción; no pasa absolutamente nada si el higo está en buenas condiciones. Cuidado con el líquido lechoso que a veces se desprende de la rama, puede irritar la piel. Lo mejor es limpiarlo con papel de cocina.

Como ocurre con las bayas o las cerezas, se debe evitar todo contacto con el agua, pues la humedad solo aceleraría el deterioro. Los higos se lavan solo en el momento en el que se van a utilizar o consumir, nunca antes. Lo que sí necesitan es frío; hay que guardarlos en la nevera. ¿Cómo hacerlo?

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Huevera de cartón
Las clásicas hueveras de cartón reciclado que tantas manualidades han inspirado a niños -y no tan niños- pueden tener otra nueva vida. El material poroso y suave, junto con las formas de las cavidades para los huevos, son ideales para albergar los higos.

Tan solo hay que colocar un fruto por hueco, con la punta hacia arriba, y cerrarla con su tapa solo en el caso de que no toque los higos. Hay que comprobar que la huevera está limpia, sin restos de huevo roto o plumas, y colocarla en la parte menos fría de la nevera, pero lejos de la puerta, para no producir constantes choques térmicos al abrirla.

Papel de cocina y recipiente hermético
Este sistema es más apropiado si hemos adquirido una buena cantidad de frutos o no tenemos hueveras a mano. Seleccionaremos un recipiente estilo táper, de vidrio o plástico de calidad, de paredes no muy bajas y con el tamaño adecuado para albergar todos los higos sin apretujarlos entre sí.

Hay que forrar el fondo del recipiente con dos capas de papel de cocina, llenando todo el espacio. Después se colocan encima los higos, con la punta hacia arriba, sin amontonarlos y dejando cierto espacio entre ellos, para que respiren. A continuación se cubren con otras dos o tres capas de papel, remetiendo los bordes en las paredes el recipiente, siempre sin aplastarlos.

Se puede guardar así en la nevera o tapar con la tapadera del recipiente, si la tuviera y si no ejerce presión sobre los higos. Es preferible colocarlo en la zona menos fría del frigorífico, y lejos de alimentos que puedan emitir olores fuertes.

Dependiendo del nivel de maduración de los frutos, podremos conservarlos hasta más de una semana en perfecto estado. Aún así, es aconsejable ir consumiéndolos poco a poco, priorizando siempre los más maduros o con algún pequeño desperfecto. Si hemos optado por el método del papel, conviene cambiarlo cuando se perciba humedad.

Una nueva técnica permite aumentar la vida útil del higo hasta 21 días

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El Instituto Tecnológico Agroalimentario extremeño (INTAEX-CICYTEX), en colaboración con la Universidad de Extremadura (UEx), investiga las tecnologías postcosecha que permitan extender el tiempo de almacenamiento de la fruta

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El empleo de la molécula 1-Metilciclopropeno (1-MCP), conocido comercialmente como Smartfresh, en la postcosecha de higo, permite una mejor conservación de la fruta sin alterar su apariencia, ni sabor, permitiendo así mejorar su comercialización e internacionalización

El higo se caracteriza por ser una fruta muy nutritiva, su consumo proporciona al cuerpo humano una gran cantidad de fibra, abundantes minerales como el potasio, el calcio, o el hierro y numerosas vitaminas como la vitamina K y, en los higos frescos, la vitamina B1, B5 y B6. Además, gracias a su piel suave, su pulpa melosa y su sabor dulce los higos son suculentos y  fácilmente consumibles. Por todo ello, actualmente existe una alta demanda en cuanto al consumo de higo fresco

En este sentido, la comunidad autónoma de Extremadura es la mayor productora del higo del país, con un total de 8.272 toneladas anuales, lo que supone casi el 29% del total español y 5.220 hectáreas de higueras.  La extensión y la producción de higos está muy repartida entre la provincia de Badajoz y de Cáceres.

Sin embargo, la vida útil de esta fruta una vez cosechada es extremadamente corta, debido a alteraciones fisiológicos como el ablandamiento o alteraciones microbiológicas como la endosepsis o expulsión del líquido almibarado a través del ostiolo, lo que influye negativamente en la comercialización de la misma.

Investigación
El Instituto Tecnológico Agroalimentario de Extremadura (INTAEX-CICYTEX), en colaboración con el Instituto Universitario de Investigación en Recursos Agrarios (INURA) de la Universidad de Extremadura, trabaja desde hace años aunando esfuerzos para encontrar tecnologías postcosecha que permitan extender el tiempo de almacenamiento de la fruta, lo que beneficiará directamente a la industria y al consumidor.

Manuel Serradilla, uno de los investigadores y partícipes de este proyecto ha desarrollado un sistema de vida útil de higo fresco, concretamente en la variedad “Albacor”, extrapolable a cualquier variedad. Tal y como explica el autor del estudio, “el higo al ser una fruta climatérica, esto quiere decir que tiene capacidad de madurar fuera del árbol, es necesario buscar alternativas que permitan retrasar esa maduración y por tanto dure más “. Esta rapidez en la maduración se produce debido al etileno, compuesto químico que actúa como hormona vegetal regulando los procesos de maduración en frutas climatéricas mediante su unión a unos receptores para desencadenar gran parte de los procesos ligados a la maduración.

En este sentido, explica Serradilla, “una de las tecnologías que hemos utilizado ha sido una molécula análoga al etileno, el 1-MCP, que lo que hace es bloquear los receptores del etileno de tal forma que pare la maduración”. Para ello, añade el investigador, “hemos recolectado la fruta y directamente la hemos tratado en cámaras mediante aplicación volátil de esta molécula, consiguiendo así cortar la maduración y que la fruta se quede tal y como ha sido recolectada”.

Hasta 21 días
Gracias a esta técnica, los investigadores María del Carmen Villalobos, Manuel Serradilla y María de Guía Córdoba han conseguido que los higos llegasen a durar hasta 21 días, sin que se altere el sabor, ni la apariencia de la fruta, pues la unión de esta molécula, el 1-MCP con los receptores de etileno es irreversible, de tal forma que una vez que tratas el fruto así se queda. Serradilla subraya que “si un higo al recogerlo tiene un dulzor de 18 grados Brix al aplicarle esta técnica el dulzor va a ser el mismo”. Además, esta técnica se aplica de forma comercial en otros tipos de fruta climatérica como por ejemplo la ciruela y, por tanto, es totalmente viable para la industria del higo.

Fuente: Universidad de Extremadura (UEx)

Investigadores de la UEx y CICYTEX logran prolongar la vida útil de higos y brevas

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Investigadores de la Universidad de Extremadura y del CICYTEX diseñan una técnica de envasado que permite extender el tiempo de conservación de estos frutos hasta 21 días tras su recolección

Equipo completo que ha trabajado en la tesis
Equipo completo que ha trabajado en la tesis

Microorganismos como mohos y levaduras son los principales causantes de que este tradicional manjar, rico en nutrientes y con importantes beneficios para la salud, por sus propiedades antioxidantes, tenga una vida tan corta.

No más de siete días después de su recolección, tanto los higos como las brevas, experimentan una pérdida de calidad debido a la maduración del fruto, lo que favorece la aparición de ciertas alteraciones que le restan calidad sensorial y una apariencia mucho menos apetitosa.

Precisamente, por eso, y debido a su escasa vida útil una vez arrancado de la higuera, una buena parte de la producción ha sido tradicionalmente destinada a la obtención de higo seco. Sin embargo, esta costumbre que está mutando debido al incremento de la demanda del mercado actual, podría cambiar aún más tras las nuevas investigaciones llevadas a cabo en la Universidad de Extremadura y en el CICYTEX, el Centro de Investigaciones Científicas y Tecnológicas de Extremadura.

Recientemente, la Licenciada en Ciencia y Tecnología de los Alimentos María del Carmen Villalobos ha logrado demostrar, en su tesis doctoral titulada “Estudio para la prolongación de la vida útil de variedades de higos y brevas interesantes para su consumo en fresco y estudio de técnicas alternativas para el secado de higos”, la utilidad de determinados envases para triplicar la vida útil de higos y brevas frescos.

Como explica la propia autora de esta investigación, básicamente el hallazgo ha consistido en el diseño de un envasado, a base de films microperforados, que permiten la creación de atmósferas modificadas pasivas. “Con este envase hemos visto que se genera un efecto inhibidor del crecimiento de microorganismos. Este método minimiza las pérdidas de peso y ralentiza la aparición de los daños fúngicos, lo que retrasa la maduración entre 14 y 21 días dependiendo de la variedad del cultivar”, ha indicado la investigadora.

Esta aportación llega, además, en un momento importante para este sector. Así lo ha explicado una de las directoras de la tesis doctoral de Villalobos. María de Guía Córdoba ha detallado que, en la actualidad, el higo está pasando de ser un “cultivo marginal” a una verdadera “fuente de ingresos para muchos productores”. De ahí que su concepción, en el contexto frutícola, esté cambiando.

“Durante mucho tiempo las higueras han estado asociadas con el mantenimiento de otros cultivos. Su consumo en gran parte de las ocasiones se ha limitado al ámbito familiar o agrícola, de ahí que los cuidados que se le han dado a esta planta han sido escasos. Sin embargo, en la actualidad esto está cambiando, es un nicho de mercado y por tanto, esta investigación puede ayudar a dar al sector el impulso que necesita” ha matizado la coordinadora del Grupo de Investigación CAMIALI, Calidad y Microbiología de los Alimentos.

Junto a Córdoba, este trabajo ha sido dirigido por el profesor Alberto Martín, del Área de Nutrición y Bromatología del Departamento de Producción Animal y Ciencia de los Alimentos de la Universidad de Extremadura y Manuel Joaquín Serradilla, del Área de Vegetales del Centro de Investigaciones Científicas y Tecnológicas de Extremadura, dependiente de la Junta de Extremadura (CICYTEX).

La ciencia del secado
Al mismo tiempo que han logrado aumentar la vida útil de esta fruta fresca, también han conseguido introducir otras mejoras en su manejo a través de la investigación que ha implicado esta tesis doctoral.

Concretamente, una de las aportaciones más interesantes ha estado relacionada con la reducción del tiempo de secado. Han demostrado que, a través de la aplicación de pre-tratamientos con ultrasonidos, es posible desecar estos frutos entre 1 y 3 días cuando lo habitual, si se utilizan las técnicas tradicionales de secado al sol, es que se tarde una media de 15 días. “Utilizar estos tratamientos ha venido a demostrar además que tenemos un mayor control del producto, algo muy importante también desde el punto de vista de la seguridad”, ha matizado Villalobos.

Esta investigación ha sido financiada por fondos FEDER a través de un proyecto del Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria (INIA).

La higuera en España
Actualmente, la producción española de higos y brevas representa el 33 % de la producción de higo de la Unión Europea. Este dato sitúa a España como el primer productor comunitario.

Ya dentro del país, las comunidades autónomas con mayor superficie cultivada y producción en los últimos años han sido Extremadura (5.300 ha), Baleares (2.287 ha) y Andalucía (1.874 ha, principalmente en la provincia de Granada). A nivel regional, Extremadura lidera la superficie en plantación regular y la producción con unas 5.120 ha, de las cuales 2.800 ha corresponden a la provincia de Badajoz y 2.320 ha a la de Cáceres (MAGRAMA, 2014).

En Badajoz, los higuerales se localizan principalmente al sur de la provincia, en las comarcas de los Llanos de Olivenza, Sierra Suroeste y Tentudía, en municipios como Barcarrota, Jerez de los Caballeros, Salvaleón o Monesterio. También existen plantaciones regulares en los municipios del norte de la comarca de Vegas Bajas como en La Nava de Santiago, La Roca de la Sierra o Trujillanos, así como en Guareña perteneciente a las Vegas Altas.

Por otro lado, en la provincia de Cáceres, se diferencian dos zonas productoras: una localizada al sur, en la Tierra de Montánchez, con las localidades de Almoharín y Arroyomolinos a la cabeza, y la otra al norte de la provincia, en las comarcas de La Vera y del Valle del Jerte, cuya producción se destina fundamentalmente para la alimentación humana, consumidos tanto en fresco como secos.

Texto: Agustín Jaramillo
Fuente: CICYTEX-Instituto Tecnológico Agroalimentario