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El fresco e intenso olor a higuera en nuestra casa
Cada casa tiene un olor característico que suelen percibir quienes la visitan. Los aromas tienen un gran poder evocador de momentos felices o agradables del pasado. Y aunque esa fragancia propia del hogar se deba a una combinación de múltiples elementos, cada vez existen más productos en el mercado que permiten que las distintas estancias de la casa huelan bien durante más tiempo.
Ya sea a través de jabones perfumados, velas, mikados o ambientadores el aroma que más nos agrada puede estar presente en dormitorios, baños o la entrada a casa. También actúan como ambientadores los aceites esenciales que se difuminan en el ambiente a través de humidificadores y dejan un olor agradable en muy poco tiempo.
Olor a higuera de La Chinata
Es uno de los aromas más demandados para el hogar porque se trata de un olor atemporal y muy elegante. La Vela Aromática de Higuera Silvestre La Chinata está elaborada con esencia natural de Aceite de Oliva Virgen Extra e Higuera Silvestre que despierta los sentidos con su fragancia fresca e intensa a higo, cuyo olor evoca un paseo entre sus hojas silvestres y su luz resulta tenue y relajante.
Al arder su mecha, elaborada 100% con algodón, propaga con facilidad el perfume por el ambiente y asegura una llama limpia sin apenas humo. De esta manera, crea una atmósfera tranquila y acogedora.
Su formato, sencillo y elegante, la convierte en un objeto de decoración perfecto para cualquier lugar, lista para usarse en cualquier momento del día y en distintos contextos; en una sala de reuniones, en el baño, en una habitación o salón, en una sala de espera, etcétera.
También tiene La Chinata un ambientador en Spray con Aroma de Higuera. Una esencia distinta y original para perfumar con su olor fresco, dulce y frutado las distintas estancias de tu hogar.
Fuentes: El País / La Chinata
¿Por qué el olor de los higos frescos podría hacer que gastaras más dinero en ropa?
El olor a higos frescos es uno de los más utilizados en las tiendas de ropa de moda
Cuando accedes a un centro comercial no solo de los locales de comida se escapan olores agradables y tentadores. También otros locales están cuidadosamente ambientados a través de las rejillas de ventilación o diversos difusores que consiguen que pases más tiempo allí, siendo mayores las posibilidades de que gastes tu dinero.
El marketing olfativo, aunque todavía está por desarrollar, está empezando a ser utilizado por diversas compañías y empresas, desde las cadenas hoteleras a las tiendas de moda. Se trata de atraer a los clientes, que permanezcan más tiempo en allí y terminen por identificar ese olor con esa marca.
Porque cuando un cliente visita una tienda, son sus cinco sentidos los que entran en juego. Y no convine olvidar ninguno de ellos. Especialmente el del olfato, un poderoso motor de la emoción humana y, por tanto, decisivo en el comportamiento de compra. Está demostrado que este marketing olfativo aumenta el tiempo de permanencia, que por lo general se traduce en un aumento de las ventas. Además de potenciar la lealtad del cliente hacia esa marca.
Diferentes segmentos de mercado requieren diferentes olores para obtener el resultado deseado. Así, por ejemplo, los gimnasios, que necesitan frescura tanto para enmascarar los olores desagradables como para alentar una atmósfera energética, suelen optar por la menta. Otros locales relacionados con el cuidado de la edad requieren un olor suave y relajante como el de la vainilla para crear accesibilidad y animar a los visitantes.
Para los locales de ropa y de moda una de las fragancias más utilizadas es la de higos frescos, relajante y sugerente a la vez, amable y que invita a establecer una complicidad entre el visitante y lo que intenta vender la tienda.
Así que, junto a la iluminación y la decoración, incluso más que la música, es la ambientación olfativa la que produce un mayor efecto en el cliente, haciéndole pasar más tiempo en el local, estableciendo una relación afectiva y subconsciente con la marca.
Texto: Melissa Singer
Fuente: The Sydney Morning Herald
The Fig Frock, un vestido de higos
Fue una auténtica gozado haber encontrado finalmente el patrón de costura de Dottie Angel elaborado para Simplicity, y que fue lanzado en el Reino Unido el pasado mes de agosto.
Decidí hacer la versión del vestido con la banda de contraste en la falda. La tela elegida fue ésta de algodón con un estampado lleno de higos, que compré en la tienda de máquinas de coser Worthing. Estas telas me recuerdan a los vestidos de Adelle Lutz para Urban Camouflage diseñados para la película True Stories de David Byrne.
Es un vestido rápido de hacer y el patrón se presta bien a modificaciones, pero ya que era mi primer intento, decidí seguir fielmente las instrucciones. Los interiores están engastados y las mangas y el escote, terminados con el ajuste de sesgo, por lo que es una prenda que es hermosa por dentro y por fuera.
El vestido de higos es audaz y encantador.
Fuente: Ivy Arch
Un plato de higos de 1656

Un humilde plato de higos, no solo es protagonista de este cuadro realizado en el siglo XVII, sino que gracias a esta rareza de un pintor que se detuvo en algo tan banal, viaja en el tiempo hasta nuestros días, atrapado en él, como si no hubiera pasado.
«Incólume» es el título escogido para mostrar una colección de 19 bodegones o naturalezas muertas del Siglo de Oro español excepcionales, la mayoría inéditas y ninguna anteriormente expuesta. Ahora, pueden verse hasta finales de febrero en el Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC).
Las obras, que abarcan un periodo de tiempo de 50 años, entre 1620 y 1670, están firmadas por los grandes del género, entre los cuales encontramos a Juan van der Hamen, Pedro de Camprobín o Juan de Arellano.
La composición, siempre austera y sobria, se organiza sobre la mesa puesta. Desde la despensa rústica de una casa de campo, que pretende informar de la vida sencilla de la gente humilde, hasta una mesa servida con la representación minuciosa de los objetos, para una clientela selecta que quería mostrar su ajuar.
Se trata de un mundo en el que el tiempo parece que no ha pasado. La vida se ha detenido y la belleza –incluso la de un humilde plato de higos- ha permanecido incólume.
Incólume. Bodegones del Siglo de Oro. Museu Nacional d’Art de Catalunya