Las higueras de Formentera llevan muletas
Más allá del mar omnipresente y de las paradisíacas playas, el paisaje de la pequeña isla balear de Formentera se ve punteado en su interior por las verdes copas de unos árboles centenarios que, de manera ordenada, expanden sus ramas horizontalmente. Son las mediterráneas higueras, legendario árbol frutal que aún pervive en un prodigio de equilibrio entre la intervención humana y la adaptación al medio natural.
Este equilibrio y esta intervención se ponen de manifiesto en la tradicional manera de apuntalar las ramas de las higueras. El hombre, a través de los siglos, las ha llegado a modelar mediante un básico, pero efectivo, sistema de estalons -horquillas o puntales- que, a manera de muletas, sirven para sostener y extender las ramas. Así se propicia un crecimiento horizontal en lugar de vertical.
De esta manera, las higueras generan grandes y necesarios espacios de sombra durante el abrasador verano, el árbol se mantiene más protegido del viento del norte, la altura de las ramas facilita la recolección de los higos y, al mismo tiempo, se evita que el ganado -especialmente cabras y ovejas- los alcancen para comérselos.
Todavía es posible contemplar estas higueras humanizadas en Formentera. A la altura del km. 9 de la carretera que une La Savina y La Mola se pueden observar algunos ejemplares realmente espectaculares. En la zona entre Es Caló de Sant Agustí y Sant Ferran también abundan. Algunas de estas higueras están catalogadas como árboles singulares de las Islas Baleares en el Llibre Blanc de Protecció d’Espècies del Govern de les Illes Balears.
Esta manera de apuntalar higueras -se cuenta que algunas de ellas llegaron a estar sujetas por más de 2000 estalons-, ha dado lugar a sorprendentes formas arbóreas que recuerdan a algunos cuadros y visiones de Salvador Dalí.
Fotos: Cristina Amanda Tur (Territorio Ibiza)