Póngale un toque de higo: Frescos o secos, los higos son un delicioso complemento para las comidas

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Hay cientos de variedades. Los más populares en Estados Unidos son el Black Mission, el Calimyrna, el Brown Turkey y el Kadota.

Esta fruta ancestral, que se remonta a más de 4.500 años en Asia occidental, es un símbolo importante en muchas historias del mundo, como la de los antiguos griegos y romanos, y en religiones como el cristianismo, el budismo y el islam.

Representa la fertilidad, la paz y la prosperidad y puede hacer que cualquier plato sea especial.

Su color varía entre tonos blancos, amarillos/verdes y rojos, y púrpuras/negros, y su carne es dulce, con semillas y suave.

Una ración de higos frescos (1/2 taza) o secos (1/4 de taza) contiene el 14% del valor diario de fibra dietética y el 6% del mineral potasio, útil para controlar la presión arterial.

Los higos frescos y secos contienen importantes compuestos fitoquímicos, como la quercetina y la epicatequina, que tienen potenciales beneficios para la salud. Según un estudio publicado en Food Research International, las variedades más oscuras tienen mayores cantidades, al igual que la fruta madura. La quercetina se ha asociado a la protección cardiovascular.

Los higos frescos son bastante perecederos, por lo que hay que pensar en comerlos poco después de comprarlos.

Elija higos frescos de color intenso, firmes, gordos y de olor dulce. Seleccione higos secos que estén algo blandos, sin moho y que tengan una fragancia agradable. Refrigere los higos frescos hasta dos días, y conserve los higos secos en un lugar fresco y oscuro, o refrigérelos.

Los higos frescos están en temporada desde junio hasta septiembre.

Puede comerlos tal cual, añadir higos picados a la avena, cortarlos en ensaladas, asarlos y añadirlos a la pizza, a los pilafs y a los postres, o rellenarlos con un fruto seco y un queso blando como aperitivo.

Texto: Lori Zanteson
Fuente: Chicago Sun Times
Foto: Alexandra Kareva/Unsplash

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