La cosecha de higos, un tesoro en el desierto mexicano de Baja California Sur
Hace 60 años un grupo de ingenieros israelíes diseñó el primer ejido colectivo del país, un ambicioso proyecto para colonizar la región más agreste y aislada de México: el Valle de Vizcaíno, Baja California.
En 1968, después de cuatro días de trayecto, el primer grupo de campesinos llegó al desierto; un par de años después, se repartieron entre colonos dos hectáreas, una para huerto familiar de autoconsumo; y la otra, para frutales y venta de excedentes suficientes para garantizar la supervivencia de una familia campesina.
Hoy, en este proyecto de vida comunal, aún sobrevive el huerto de higo blanco, cuya cosecha se va en su totalidad a Hong Kong. El manejo de este fruto demanda mano de obra durante todo el año y logra una cosecha de más de mil 50 toneladas, en las casi 200 hectáreas de higueras que existen.
El también llamado White Kadota solo crece en el desierto de Vizcaíno y en algunas áreas del valle donde prevalecen suelos arenosos, escasa precipitación, temperaturas de calor durante el día y clima fresco en las noches; hubo intentos para establecer este cultivo en otras regiones pero los proyectos fracasaron a causa del tipo desuelo y temperaturas. Todos los higos de esta cepa se cosechan en Baja California Sur.
Texto: Elías Medina
Fuente: El Sol de México