En Almoharín, cuna del higo seco extremeño, se han plantado miles de higueras calabacitas en los últimos años

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Almoharín, localizado prácticamente en el centro geográfico de Extremadura y protegido por la sierra de Montánchez, es un pueblo de 2.000 habitantes en el que gran parte de sus familias se dedican al fruto por excelencia de la zona: el higo.

Almoharín es reconocido a nivel mundial por su producción de higo. De hecho, es el principal culpable de que Extremadura pueda presumir de ser la primera comunidad autónoma española en extensión y producción, con 11.791 hectáreas de higueras, más de la mitad del total nacional, según los datos de la Encuesta de Superficies y Rendimientos de Cultivos del Ministerio de Agricultura.

En producción, eso supone unas 10.000 toneladas anuales que se reparten en tres zonas de la región principalmente. En la provincia pacense destacan los términos municipales de Salvaleón, Barcarrota e Higuera de Vargas. Por su parte, en el norte de Cáceres, sobresale la comarca de La Vera y del Jerte, aunque la principal zona cacereña de producción de higos secos tiene su epicentro en Almoharín, a través de Regadhigos, una cooperativa que produce unos 800.000 kilos de higos anuales.

Desde allí salen cada año cientos de cajas con destino al mercado exterior. La mayoría de la producción es para consumo nacional, pero fue en 2013 cuando empezaron a poner el foco en diferentes rincones del mundo. Hoy, los higos extremeños llegan a toda Europa, a América Latina, a Estados Unidos, a Canadá y a Sudáfrica.

«Hace poco tiempo que se han hecho nuevas plantaciones en la zona de Almoharín que pueden rondar las 150 hectáreas. En otras localidades como Arroyomolinos de Montánchez y alguna cercana a las Vegas del Guadiana también se están plantando cientos de hectáreas de higueras. En tres años veremos los frutos. Nuestro objetivo es aumentar el porcentaje de exportación, que ahora mismo se sitúa en el diez por ciento», explica Manuel Collado Fernández, gerente de Regadhigos, una sociedad que se fundó en 1987 y que cuenta con 400 socios.

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Todos ellos saben muy bien a qué se refieren cuando escuchan la palabra calabacita. Es la variedad que se cultiva en Almoharín y se caracteriza por ser un fruto de pequeño calibre, delicada piel y un sabor muy dulce.

Esta variedad comienza a llegar a las instalaciones de Regadhigos a finales de julio, mes en el que empiezan a entrar cientos de kilos cada día. Así hasta noviembre, que es cuando se inicia la temporada alta en fábrica, un proceso que se alarga hasta mayo. Durante ese tiempo trabajan en la planta unas 60 personas. Ellas se encargan de todo el proceso.

Lo primero es la esterilización mediante gases inertes. A continuación se procede a su limpieza y primera clasificación en cribas automáticas. Luego, los higos se transportan hasta las lavadoras de agua caliente y seguidamente pasan por el túnel de secado y enfriado hasta la clasificación definitiva por categorías.

De aquí, y en función de su tamaño y variedad, se distribuyen a la nave de fabricación de pasta o a la de envasado. En el primer caso, se procede a su trituración y refinado, para después en una máquina de inyección darle la forma adecuada a su formato de envase. En el segundo, el higo puede ser envasado natural, o harinado cuando se pasa por un recipiente cilíndrico, antes de ser pesado y envasado automáticamente.

En concreto, la cooperativa Regadhigos elabora sacos de 25 kilos, cajas de diez y de cinco, y bolsas de medio kilo. «Actualmente se consume todo lo que se produce. De hecho, nos quedamos cortos de cosecha para la demanda que hay», apunta Manuel, quien asegura que «el consumo de este fruto en los últimos años ha aumentado un 40 por ciento».

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El higo en Extremadura mueve más de 20 millones de euros. En esa cantidad se incluyen los empleos directos e indirectos que genera, así como el beneficio que se obtiene por la producción que este año se está pagando a 1,50 euros el kilo.

Sólo la Sociedad Cooperativa Regadhigos ha alcanzado durante 2016 más de un millón de euros con la venta de higos secos y frescos. Es uno de los ejemplos de que el cultivo se mantiene e incluso va en aumento, algo que sólo ocurre en la región extremeña. Según los datos del Anuario de Estadística Agraria del Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino, a partir de 2005 se produjo un lento declive de este fruto, con la excepción de Extremadura.

Pese a ello, dentro de Europa continental, España, junto con Grecia y Portugal, sigue manteniéndose como uno de los mayores productores de higo seco.

A nivel mundial, ese ranking lo lidera Turquía, que ha conseguido dominar comercialmente el mercado de consumo humano debido a su precio y al tamaño de sus higos de la variedad Sari-lop y Smirna. Con más de 7,5 millones de higueras produce anualmente más de 220.000 toneladas de higos secos.

Texto: Álvaro Rubio
Fuente: HOY

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